Un mural con tulipanes
Ángel Arroyo es un paramédico puertorriqueño con 9 años de diagnóstico de condición de párkinson, cuya vida ha estado marcada por el servicio a los demás, pero también por una lucha personal que lo ha llevado a convertirse en una inspiración para muchos. Diagnosticarle párkinson, una enfermedad neurodegenerativa que afecta el movimiento y la calidad de vida, cambió su realidad, pero no su deseo de impactar positivamente al mundo.
Lejos de permitir que la enfermedad definiera su historia, Ángel encontró en el arte un medio para crear conciencia y promover la visibilidad del párkinson. Su proyecto, pintar murales de tulipanes —flor que simboliza esta condición— en sectores turísticos de distintos países, combina su pasión por el arte, su amor por la vida y su compromiso de sensibilizar a las personas sobre los desafíos que enfrentan quienes viven con esta enfermedad.