El Párkinson nos sacudió, pero también nos unió
Guayaquil, Ecuador. Octubre de 2024 fue un mes que marcó un antes y un después en la vida de Vanessa Chávez. Su madre, el corazón de su familia, fue diagnosticada con Parkinson. Lo que parecía un día más, terminó convirtiéndose en el inicio de un camino lleno de incertidumbre, emociones profundas… y, finalmente, esperanza.
En entrevista con Parkinson Ecuador, Vanessa nos comparte con valentía y sensibilidad cómo ha vivido este proceso como hija y cuidadora, y cómo el acompañamiento adecuado puede cambiarlo todo.
“El diagnóstico llegó como un terremoto a nuestra realidad.”
“Nunca habíamos tenido un caso cercano. La noticia nos cayó como un balde de agua fría. Fue un golpe fuerte. La incertidumbre, el miedo y la tristeza se mezclaron con una angustia inmensa… porque cuando amas tanto a alguien, cualquier amenaza a su bienestar te rompe por dentro”, nos cuenta con voz serena pero conmovida.
Como muchas familias, Vanessa acudió a internet en busca de respuestas. Pero lo que encontró no fue alivio, sino más dolor.
“Me sentí impotente, frustrada, llena de preguntas sin respuesta. Mi vínculo con mi mami es tan profundo que verla vulnerable me desbalanceó por completo. Fue uno de los momentos más difíciles de mi vida.”
Pero cuando la oscuridad parecía dominar, una luz comenzó a brillar: el acompañamiento de Parkinson Ecuador y, en especial, el apoyo cercano de Nadia, coordinadora del grupo de apoyo y referente de cientos de familias que atraviesan este mismo camino..

“Gracias a ellas, ya no estamos solas.”
“Nos han enseñado que el Parkinson no significa rendirse. Que hay herramientas, movimiento, alegría, comunidad… y sobre todo, esperanza. Aprendimos que con la enfermedad también se puede vivir bien, con dignidad y con amor.”
Hoy, Vanessa se muestra más fuerte. Y aunque el camino es desafiante, sabe que no está sola.
“A mi mami le prometí estar a su lado cada paso del camino.”
“Y gracias a Parkinson Ecuador, sé que lo haremos acompañadas, empoderadas, y jamás solas. Este movimiento nos ha devuelto la fe, la fortaleza y el sentido de comunidad. No lo cambiaría por nada.”
Con la voz entrecortada pero firme, Vanessa cierra la entrevista con una frase que resume su viaje:
“El Parkinson llegó a nuestras vidas como una tormenta. Pero también nos enseñó a bailar bajo la lluvia.”
El testimonio de Vanessa Chávez, hija y cuidadora